¿CÓMO SE INVENTÓ EL QUESO?

Hoy en día consideramos al Queso como un producto habitual en nuestra dieta, con un sinfín de tipos, sabores, texturas,... pero, ¿sabes cómo se inventó el Queso?, ¿quién fue el primero que descubrió que, a partir de la leche, podríamos obtener un producto tan diferente?.   

Tranquilo, que no eres el único, y hoy, a parte de queseros, desde Quesos La Val vamos a hacer de historiadores... 😅

La palabra "Queso" deriva del latín "Caseus" y su origen es casi imposible de determinar.  Es obvio que los quesos surgieron una vez se domesticaron a las primeras cabras y ovejas, en el Neolítico (hace 10.000-12.000 años), pero no se sabe cómo se descubrió que, a partir de la leche de esos animales domesticados podía hacerse queso, y es que se supone que el primer queso apareció de manera totalmente casual.  

Seguramente, vieron que la leche ordeñada tras cierto tiempo comenzaba a cuajarse y que, además, la temperatura hacía que se cuajara más o menos deprisa.  Otro descubrimiento importante fue ver que al retirar el líquido que aparecía mientras se solidificaba, la masa era más sólida y se conservaba más tiempo.  

Algo que hoy parece obvio (al menos para los que nos dedicamos a hacer queso), seguramente en su día requirió no de poco tiempo hasta llegar a esas conclusiones.

Finalmente, lo que sí supuso una gran evolución en la producción del queso fue el hallazgo de el cuajo.  El cuajo es una enzima que facilita la coagulación del queso, y se obtiene del estómago de los cabritos o corderos.  La extracción del mismo, supone un tratamiento complejo y prolongado (por eso algunos están dejando de usar el cuajo animal, por otras alternativas), y se desconoce cómo llegaría a asociarlo con la leche (sea como sea... ¡gracias al que lo descubrió!).  

En la Asociación de Productores de Leche y Queso de Teruel, a la que pertenecemos (y a la que puedes seguir tanto a través de Facebook, como de Instagram), creemos saber cómo se descubrió el cuajo para queso y que todo tiene su explicación en La Leyenda de Kanama:

Cuenta la leyenda, que un pastor del Asia Menor llamado Kanama guardó leche de su rebaño en un odre (una especie de bolsa hecha con los estómagos de animales rumiantes).  Salió con su rebaño a pastorear por el desierto, y esa leche almacenada en el odre se cuajó ayudada por el poder coagulante de los jugos estomacales (el cuajo) que podían quedar en ese recipiente, además de por la agitación del movimiento del pastor y las altas temperaturas.   Y, como por arte de magia, el pastor que metió leche en su zurrón... ¡acabó sacando queso!.