¿Y el queso? Si está en la nevera, ideal para el verano.
Pues sí, con una correcta conservación, podemos consumirlo
de la misma forma que en invierno. Mientras
lo mantengamos a temperaturas entre 4 y 12 grados, es decir, en la nevera, no
tendremos problema ninguno.
Si tu frigorífico tiene compartimento especial para quesos,
ya sabes. Si no, quizá el mejor sitio
sea el compartimento de las verduras, que es la zona menos fría (menos los
quesos frescos, que deben estar en la parte alta, que es la zona más fría, pues
requieren temperaturas de unos 4 grados).
(Por si acaso, te dejamos este enlace para saber "Cómo guardar los alimentos en la nevera")
¿Qué queso es mejor en estos meses?
Pueden apetecer quesos más ligeros, que combinan muy bien en
cualquier ensalada, o funden mejor para una crema fría, o incluso para una
tarta. Son quesos que, por tener más contenido de
agua, hay que comer relativamente pronto (en 2-3 semanas).
Pero no hay problema con los quesos más curados, a los que las
altas temperaturas pueden influirles un poco en su textura y sabor, siempre que
se conserven bien y se consuman más o menos rápido, una vez atemperados.
Y es que sí, hay que atemperarlos, esperar unos minutos
desde que lo sacamos del frigorífico hasta que lo disfrutemos, porque los
sabores y matices tendrán mucha más intensidad en esas condiciones.
Cómo conservar bien el queso en la nevera
- Bien envuelto. Para evitar que coja olores/sabores de otros alimentos, lo ideal (tanto en invierno, como en verano) es envolverlo, junto a su envase original, con film transparente, mirando bien que no quede aire entre uno y otro envoltorio. También se puede usar el papel típico de las carnicerías (con un lado plastificado), e incluso el papel de horno (ambos absorben parte de la humedad y ayudan a la conservación y a evitar la aparición de moho).
- Dejándole que “respire”. Sí, el queso es un elemento “vivo”, y necesita oxígeno, de lo contrario fermentaría. Por eso si usas fiambreras (tuppers), o bien hay que consumirlos con cierta frecuencia (oxigenándolo al abrir el recipiente), o bien lo guardas junto con un trocito de pan para que absorba la humedad (y así evitas también la formación de moho). También pues poner en el fondo un poco de papel de cocina, pues absorberá esa humedad que pueda soltar el queso (y cambiarlo cada vez que lo consumas, o cada 3-4 días).
Qué no hacer con el queso
No es que esté prohibido, pero nosotros recomendamos no:
- Usar queseras de cristal y pie de madera, pues hay que controlar la humedad (con pan, arroz,…) y mantener limpia la superficie de madera, pues puede atrapar olores y perjudicar a siguientes quesos que uses.
- Congelar el queso. Se puede, pero… pierde mucho sabor y textura al descongelarlo… llegando a desmenuzarse en grumos al cortarlo.
- Consumir el queso directamente de la nevera. Ya lo hemos comentado antes pero lo recordamos porque… es una pena que, por no hacerlo, pierdas las principales propiedades organolépticas y sabor que tiene. Si vas a comer queso, sácalo de la nevera un rato antes, ponte a preparar el resto de cosas y… en unos 20-30 minutos, ¡disfrútalo al 100%!.
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