LA CIENCIA Y LOS QUESOS LA VAL

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Sí, hoy venimos con un contenido que nos ha llevado mucho tiempo preparar, pero es que no nos gusta decir las cosas por decir, y sí justificar correctamente nuestros argumentos, basándonos en hechos y datos de forma objetiva, como hacen los científicos.

Y a ellas y a ellos, las personas de ciencia, hemos recurrido para ello, a través de estudios, artículos y conferencias.

Son muchos los comentarios y tendencias que percibimos últimamente en contra de los lácteos, el queso,… y, no hemos querido salir al paso de ellos hasta no tener evidencias científicas que corroboraran nuestras opiniones.  

Afortunadamente, no hemos encontrado ningún estudio ni dato científico que diga que productos como los que hacemos, artesanos, no ultraprocesados, y con materias primas de la máxima calidad, son nocivos para las personas.  Vamos a intentar desarrollar todo esto.

¿LOS LÁCTEOS SON BUENOS?

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Hay una corriente en los últimos tiempos en contra de los alimentos lácteos, de la leche y sus derivados (y no entramos en preferencias, gustos o filosofías alimenticias, que son individuales y totalmente respetables).

Quienes sostienen que los lácteos no son sanos, suelen justificarlo en que los seres humanos somos los únicos mamíferos que, tras destetarse de su madre, siguen consumiendo leche y de otros animales, obviando que los seres humanos hacemos muchas otras cosas más diferentes al resto de mamíferos.  ¿Acaso hay algún ser vivo más que cocine sus alimentos?, ¿alguien está en contra de lo saludable, preventivo e higiénico de ese hábito?.

Pero no queremos parecer subjetivos, y por eso aludimos a fundamentos científicos como los de Ángel Gil, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición, FINUT:

- Los lácteos son una fuente de proteínas de excelente calidad biológica debido a su elevado aprovechamiento, frente al 60-65% de las vegetales".  Es decir, dietas sin lácteos implican una ingesta mucho mayor de alimentos para conseguir el mismo número de proteínas.

- Proporcionan moléculas que favorecen la implantación de una microbiota intestinal que protege frente al desarrollo de numerosos microorganismos patogénicos, que desarrollan numerosas estructuras del sistema nervioso, así como calcio, fósforo, magnesio, cinc y selenio, implicados todos ellos en el crecimiento y desarrollo, y vitaminas (riboflavina, folato, B1, A y D) que desempeñan funciones clave en el organismo”.  Se pueden conseguir estos elementos en otros alimentos, pero en ninguno de forma conjunta, con esos niveles de disponibilidad y combinado con tantos otros nutrientes, como en los lácteos.

- Numerosos estudios y metaanálisis (que son los que proporcionan la mejor evidencia científica) avalan el consumo de lácteos en la etapa de crecimiento, así como en cualquier otra de la vida por los beneficios para la densidad ósea, y la prevención de algunas enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares y la diabetes".  Es decir, la leche y sus derivados son buenos y sanos en cualquier etapa de la vida de una persona, y más que necesarios en las etapas infantil y adulta.

¿CADA DÍA HAY MÁS PERSONAS INTOLERANTES A LA LACTOSA POR LOS HÁBITOS ALIMENTICIOS BASADOS EN LOS LÁCTEOS?

En primer lugar, vamos a explicar, por si acaso, qué es la intolerancia a la lactosa.  Para ello, echamos mano de datos de la prestigiosa Clínica Mayo:

Las personas intolerantes a la lactosa no pueden digerirla.  La lactosa es un azúcar que contiene la leche y, como cualquier alimento no digerido correctamente, provoca efectos diversos en el sistema digestivo (diarrea, gases e hinchazón), que no son problemas graves, pero sí molestos.

Por lo general se produce como consecuencia de la escasez de una enzima que se produce en el intestino delgado, la lactasa.  Aún con niveles bajos de lactasa, se pueden digerir los productos lácteos, y sólo cuando los niveles son muy bajos, se manifiestan los síntomas.  

La ausencia no es provocada por ningún hábito alimenticio, sino es más propio de la genética (en la población blanca los niveles son bajos, y en la de origen africano o asiático, aumenta considerablemente).

Entonces, ¿por qué hay más “intolerantes a la lactosa”?La realidad es que no hay más pero, como en otras patologías, la ciencia ha permitido aumentar la capacidad de diagnóstico y hacerla más fácil mediante un sencillo test que se puede hacer ahora en entornos ambulatorios.  

¿UNA PERSONA INTOLERANTE A LA LACTOSA DEBE SUPRIMIR LOS LÁCTEOS DE SU DIETA?

La ciencia, de nuevo, contradice la creencia extendida:  “la leche contiene cantidades del orden del 4.5% de lactosa”, por lo que suele ser recomendable no consumirla, pero es que “productos como el queso tienen trazas de lactosa”, es decir, cantidades ínfimas que, para manifestar los anteriores síntomas, deberían ingerirse a niveles absolutamente desproporcionados; y, finalmente, “los yogures contienen bacterias que realizaron la fermentación de la leche, como la Streptococcus thermophyllus, que contribuyen a facilitar la tolerancia de la lactosa a personas con bajos niveles de lactasa".

¿TODAS LAS LECHES SON IGUALES?

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Vamos a obviar las “leches” de origen vegetal que, con todo el respeto, no deberían ni llamarse así (la leche es una “secreción nutritiva producida en las glándulas mamarias de los mamíferos”).

Si hablamos de los tipos de leche más frecuentes, que son cabra, oveja y vaca, es esta última la que puede tener efectos menos inocuos para la salud.  

La leche de vaca, y sus derivados, contienen betaglobulinas, unas proteínas muy complejas de absorber por parte del intestino; tanto que, a veces, el sistema inmunitario de una persona puede llegar a confundirlas con un patógeno.

La leche de oveja y la de cabra, contienen también esas proteínas, pero… son mucho más simples y, por tanto, no generan ningún problema para el sistema digestivo, y los expertos, como Ana Montes, bioquímica y experta en psiconeuroinmulogía, sostienen que “la leche de oveja y cabra son mucho más sanas

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Así pues, esperamos contribuir a dejar de extender esas falsas “acusaciones” sobre los productos lácteos, pues los hechos y la ciencia, así lo corroboran.  

Si en algún momento te encuentras con alguien que sostenga alguna de estas cosas, remítele a este artículo.

¿Qué te ha parecido el artículo?  Nos encantará leer tu comentario.

Por nuestra parte, obviamente, nos alegra enormemente saber que no producimos nada que pueda perjudicar la salud de nuestros clientes, consumidores y amigos, aunque fuera de forma indirecta.

Disfrutad de los lácteos, de los quesos, de las leches,… con moderación, por supuesto, pero disfrutad, porque son productos absolutamente sanos e inocuos para la amplísima mayoría de las personas.  Si no sabes la cantidad de queso que debes comer para una dieta sana, léete esto.

Y si queréis que os recomendemos unos buenos quesos… decidnos. 😉


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